Julia Cavieres, estudiante de cuarto año del Doctorado en Ciencias Sociales UDP, realizó recientemente una pasantía en la Universidad del Rosario, en Colombia. Forma parte del grupo de estudiantes que ha tenido experiencias internacionales para fortalecer sus investigaciones.
Socióloga de la Universidad de Chile y Magíster en Inequalities and Social Science de la London School of Economics and Political Science (LSE). Desde su pregrado se interesó en el estudio de la élite y la desigualdad, para luego enfocarse en movimientos sociales, temática central de su tesis doctoral. Actualmente, su investigación compara los estallidos sociales en Chile y Colombia, explorando el rol de los manifestantes primerizos y sus implicancias en eventos contenciosos.
Realicé mi pasantía en la Universidad del Rosario, en Bogotá, Colombia, entre septiembre y diciembre de 2024. La Universidad del Rosario es una institución privada y una de las más antiguas de Latinoamérica y con la cual la Universidad Diego Portales tiene convenio, lo que facilitó mi acceso a ese espacio.
Lo que motivó mi elección fue principalmente poder conocer el contexto colombiano, ya que mi investigación compara los estallidos sociales en Chile y Colombia. Desde el inicio de mi investigación sabía que necesitaba estar en terreno para comprender mejor la dinámica política y social del país.
Para que esto fuese posible apareció esta posibilidad de vincularse más directamente a través de este convenio, pero también, para concretar esto era necesario el financiamiento y para eso postulé a dos becas y me las adjudiqué. Una de la Alianza del Pacífico y otra de ANID de gastos operacionales, entonces esos fueron todos los elementos que se conjugaron para que yo pudiese ir.
Mi experiencia fue muy, muy buena, me sirvió muchísimo para entender el caso de estudio. Yo había leído mucho antes de ir, llevo tres años leyendo de Colombia, del estallido en Cali y Bogotá, pero estar allá y hablar con la gente es diferente. Eso es lo que me nutrió de una forma mucho significativa para entender ese proceso político. Fue una excelente oportunidad para mí, se me abrieron muchas puertas, me vinculé con muchos académicos, con distintos espacios de organizaciones sociales y organizaciones políticas de todo tipo.
En ese sentido, si bien el convenio era con la Universidad del Rosario, también conocí a académicos de la Universidad de los Andes, de la Universidad del Valle, de la Universidad Nacional, de la Universidad Javeriana. Tuve la posibilidad de tener un diálogo constante con académicos diversos que fueron nutriendo el proyecto.
Aparte de estos vínculos que establecí con profesores y que fueron espacios de retroalimentación súper importante, pude presentar hallazgos preliminares de mi proyecto en el Coloquio de la Maestría en Sociología de la Universidad de los Andes, Colombia. Esto fue muy importante ya que me permitió conocer distintas perspectivas, poner sobre la mesa mi investigación, y en ese sentido, mucho de salir de la “zona de confort”, lo que es esencial para un proceso investigativo.
También tuve la oportunidad de asistir al lanzamiento del informe “El pueblo en las calles: memorias de resistencia y represión en el estallido social de 2021” en el marco de la “Segunda Conferencia Nacional del Estallido Social en Colombia: Memorias de Resistencia y Represión” en la Universidad de Antioquia, en Medellín. Este informe, que reúne una gran cantidad de entrevistas, no solo me enriqueció al participar en el evento, sino también al poder interactuar con muchas de las personas que formaron parte del proceso, incluidos varios de los entrevistados. Fue una instancia académica y formativa sumamente valiosa, que solo es posible experimentar estando en terreno.
Experimenté los clásicos desafíos que una experimenta al vivir fuera: tuve que encontrar dónde vivir, con quién vivir y todas esas cosas que una piensa que son bien obvias, pero que eran bastante importantes porque quería tener una vida lo más cercana posible a la vida cotidiana en Colombia.
Otro desafío fue encontrar la forma de generar redes con otros académicos, pero por sobre todo, mi objeto de estudio me exigía muchas redes fuera de la academia, es decir, con actores sociales y políticos, conocer a personas en distintos lugares. Ese fue un gran desafío que era propio de la naturaleza de la investigación.
Te diría, además, que ambos desafíos estaban estrechamente vinculados y los logré con la misma estrategia, que fue aprovechar las pocas redes con las que llegué a Colombia, aprovecharlas al máximo y fortalecerlas, estar abierta constantemente tanto al espacio académico como no académico, a conocer gente, a escuchar experiencia, a construir lazos de amistad, de compañerismo y de todo tipo. Pero creo que en gran medida estas dos predisposiciones se potenciaron sobre todo por el país específico al que fui, donde realmente la gente es sumamente abierta a conocer, a escuchar y muy acogedora. Estas características propias del país también fueron clave para que yo pudiese articular esa predisposición.
Yo creo que en general una experiencia internacional te permite dialogar con formas de producción académica, con literatura, con aproximaciones diversas y eso es algo que siempre enriquece el proceso formativo. Puede ser internacional y también nacional, ya que sí o sí es muy enriquecedor para alguien que va a egresar de un programa de doctorado tener la capacidad de interactuar con el campo y que no se limite al espacio académico en el que se formó.